La expansión nacional e internacional, la apuesta por la web y las suscripciones digitales han marcado la exitosa trayectoria del diario The New York Times durante las últimas décadas
El diario The New York Times recibió el pasado domingo en Hamburgo (Alemania) el premio Marion Dönhoff por sus esfuerzos por seguir siendo «un faro de la razón y la ilustración en una era de ‘hechos alternativos’ y acusaciones de ‘noticias falsas'», según dijo el jurado.
El editor del NYT, Arthur O. Sulzberger Jr., y el director del periódico, Dean Baquet, aceptaron este prestigioso galardón. El premio lleva el nombre de la periodista Marion Dönhoff, tenaz luchadora contra el nazismo que trabajó durante 55 años en el diario alemán Die Zeit, del que llegó a ser directora y posteriormente editora.
En la entrega del premio, el presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, elogió al Times, al que calificó de “buque insignia de la libertad de prensa».
En su discurso de aceptación, titulado “El periodismo de calidad sobrevivirá”, Arthur Sulzberger dijo que este premio era un reconocimiento a los profesionales del diario y a su “compromiso inquebrantable con la verdad, en un momento en que la verdad es más importante y está bajo un mayor asedio que en cualquier momento de mi vida”.
Arthur Sulzberger, Jr., que accedió al puesto de editor del NYT en el año 1992 –en una época en la que los periódicos vivían un momento próspero-, aprovechó su discurso para repasar sus años al frente de The New York Times Company.
En esa época, The New York Times era “el corazón de una gran empresa diversificada de medios” que poseía estaciones de televisión y radio, revistas, casi dos docenas de periódicos regionales y una tercera parte del International Herald Tribune. El día que Sulzberger asumió también la presidencia de la compañía, en 1997, el Times contó “con 138 páginas llenas de publicidad”, en lo que fue la mayor edición diaria de su historia.
Pero entonces apareció internet y el modelo tradicional de negocio de los diarios, basado en la publicidad, empezó a resquebrajarse.
Las tres grandes apuestas del Times
Arthur Sulzberger, Jr. describió en su discurso las tres grandes apuestas realizadas por The New York Times durante sus años de mandato como editor, en los que se han producido “cambios notables”.
Estas apuestas –descritas a continuación- “no solo han mantenido vivo a The New York Times, sino que han renovado y revitalizado la empresa, conduciendo a la fuerte posición que disfrutamos hoy”.
El “único principio perdurable”, explicó Sulzberger, que ha guiado al diario durante esta época ha sido “la noción de que, sin importar la última tendencia o desafío, el periodismo de calidad sería siempre nuestra estrella polar”.
“Mientras otras organizaciones periodísticas se han visto obligadas a cortar, o consolidar, o cerrar o perseguir clics, el Times ha prosperado con el aumento del periodismo de calidad y poniendo a sus lectores en primer lugar”.
Primera apuesta: la expansión nacional e internacional
La primera de las tres grandes apuestas realizadas por el Times durante estos años fue la de la expansión territorial: primero con su edición nacional, y posteriormente con la ampliación de su presencia internacional. Tras dos intentos fallidos en las décadas de los 60 y los 80, el diario volvió a intentar su expansión nacional en los años 90, tras aprender de los errores anteriores. Y esta vez tuvo éxito. “Ser nacional expandió nuestra visión de lo que nuestro diario podía ser –explicó Sulzberger-. No sólo fue rentable, sino que estuvo perfectamente alineada con nuestra misión”.
Además, la expansión nacional allanó el camino hacia “nuestra más reciente expansión global”. Esta internacionalización ha tenido varios elementos protagonistas: la integración del International Herald Tribune, que ha acabado siendo la edición internacional del Times, pieza clave en la estrategia actual de ampliación de los lectores en todo el mundo; el lanzamiento de The New York Times en Español; la reciente expansión editorial del Times en Canadá y Australia, y el lanzamiento de la edición digital del diario en chino en 2012.
Esta expansión “ha sido buena para el negocio”, dijo el editor del diario. Los lectores del NYT han crecido rápidamente en Estados Unidos, pero todavía lo han hecho con más fuerza en el mercado internacional. Y hoy, el Times cuenta con suscriptores “en casi todos los países del mundo”, algo “impensable” hace una década.
Segunda apuesta: la web
“Nuestra segunda gran apuesta fue la web”, dijo Arthur Sulzberger. Lanzada en enero de 1996, los inicios de la web del diario no fueron fáciles. Sulzberger se encontró incluso con una seria oposición interna que obligó a mover al equipo digital a otro edificio. “Eso dio a nuestros pioneros digitales –dijo el editor- un lugar seguro para crecer e innovar”. Y el diario siguió “invirtiendo” en la apuesta digital, que finalmente cuajó.
Según Arthur Sulzberger, “la razón por la que nuestro sitio web destaca es porque, a pesar de las tentaciones financieras, nueva bajamos la calidad de nuestro periodismo en la web”. Y hoy, “estamos utilizando la web para redefinir el modo de contar historias, de informar sobre el mundo de maneras que eran imposibles cuando me convertí en editor”. Sulzberger explicó que “palabras, fotos, vídeo, audio, gráficos interactivos, realidad virtual, visualización de datos… nuestro sitio web y app los están utilizando para dar vida a historias de los modos más atractivos”.
Sulzberger citó varios trabajos recientes como ejemplos de esta manera atractiva de contar historias: el paquete informativo sobre el colapso de la capa de hielo de la Antártida (“The Antarctiva Series”), que incluye realidad virtual; la reconstrucción minuto a minuto del tiroteo masivo de Las Vegas del pasado mes de octubre, o el podcast “The Daily”, de Michael Barbaro.
Estos trabajos ayudan a los lectores “a entender el mundo en que vivimos”, según el editor del diario. Actualmente, la audiencia global del NYT supera los 132 millones de personas en todo el mundo.
La tercera apuesta: las suscripciones digitales
La tercera gran apuesta del NYT, y “quizás la mayor que hemos hecho en la última década” –dijo Sulzberger- ha sido la de instalar un muro de pago.
Según explicó el editor del Times, en el momento de lanzar las suscripciones digitales existía un “consenso en los medios estadounidenses de que no se podría esperar que los lectores pagasen por noticias online”. Se decía que “si tu periodismo no estaba disponible de manera gratuita, los lectores simplemente harían clic en cualquier otro lugar”. Así, cuando se anunció el muro de pago del NYT, fueron muy numerosos los titulares de otros medios que auguraban un rotundo fracaso de la iniciativa.
Pero entonces se produjo “la buena noticia: nuestros lectores se apuntaron en masa“, explicó Sulzberger. “Entendieron que la versión online de The New York Times no sacrificaba ni un ápice de calidad. De hecho, era más rica y más atractiva que cualquier cosa que pudiésemos publicar en el papel”.
Un año después del lanzamiento de las suscripciones digitales, en 2012, se produjo un cambio histórico en el modelo de negocio del NYT: por vez primera, “los ingresos por suscripciones empezaron a superar a los ingresos por publicidad”, dijo Sulzberger. Actualmente, “casi dos terceras partes de los ingresos de la compañía vienen directamente de nuestros lectores”, añadió el editor del diario. Y en los dos últimos trimestres los ingresos por suscripciones digitales han sido superiores a los ingresos por publicidad impresa. En opinión de Arthur Sulzberger, “en un momento de tumulto en la industria publicitaria y con un dominio creciente de Google y Facebook, este ingreso por suscripciones ha sido fundamental para la salud y vitalidad de The New York Times”.
Al Times le costó más de 3 años y medio llegar al primer millón de suscriptores digitales, pero logró el segundo millón en menos de la mitad de ese tiempo.
“Hoy tenemos 3,5 millones de suscriptores impresos y digitales, más que nunca antes, y más de lo que cualquier periódico estadounidense ha tenido nunca, incluso en la edad de oro del periodismo impreso”, afirmó Sulzberger.
Las suscripciones “son la base fundamental de un modelo de negocio diferente”, explicó el editor del Times. “Ahora, nuestro negocio está construido más en la lealtad que en la escala”. Según Sulzberger, “hacemos un periodismo que es tan original, útil y atractivo que millones de personas quieren pagar por él”.
Apuesta constante por el periodismo de calidad
El editor del NYT acabó su intervención explicando que “fuimos capaces de hacer estas cosas –ganar en la web, ser nacionales y ahora globales, y crear muro de pago exitoso- porque la lealtad de nuestros lectores nunca vaciló ni disminuyó”.
Esa apuesta por el periodismo de calidad y por la búsqueda de la verdad, dijo Sulzberger, es la “misión que nos ha guiado a través de nuestros tiempos más oscuros”. Y recordó lo sucedido en la década de los 40, cuando el gobierno federal racionó el papel de periódico y su abuelo, Arthur Hays Sulzberger, entonces editor, decidió publicar menos anuncios en el diario para dar más espacio a las noticias. O cuando en la década de los 70, durante una época difícil desde el punto de vista financiero para el diario y para la ciudad de Nueva York, su padre decidió aumentar la edición impresa en vez de reducirla, añadiendo nuevas secciones sobre ciencia, deportes o artes, entre otras. El entonces director del diario, Abe Rosenthal, definió ese movimiento con estas palabras: “En vez de poner más agua en la sopa, agregamos más tomates”. Y “esa expansión salvó a la empresa”, dijo Sulzberger.
El editor del NYT quiso recordar las enormes dificultades por las que ha pasado la industria periodística en la época reciente. “Desde el año 2000, la cantidad de reporteros que trabajan en Estados Unidos ha disminuido en más de la mitad”, una estadística desgarradora”. Los presupuestos de las redacciones se han reducido y las delegaciones en el extranjero se han ido cerrando.
Pero “mientras otros periódicos se reducen o cierran, el Times sigue profundamente comprometido con nuestra inversión en el periodismo original y de calidad”, dijo Arthur Sulzberger.
Esta inversión implica contratar a grandes reporteros “y darles el tiempo y los recursos necesarios” para que puedan hacer un gran trabajo, y también “invertir en la innovación periodística de próxima generación”, explicó el editor. Así, en los últimos años se han sumado a la redacción del Times videógrafos, expertos en datos y programadores, entre otros perfiles. “Ahora empleamos a más periodistas que pueden escribir código que cualquier otra organización periodística del mundo”, señaló Sulzberger. El NYY también ha mantenidos sus delegaciones internacionales, y sus reporteros informan cada año desde más de 160 países.
Casi 1.500 periodistas en la redacción
Según reveló Arthur Sulzberger, actualmente la redacción de The New York Times cuenta ya con “casi 1.500 periodistas”. Esa cifra “es mayor que cuando tomé el control hace más de 25 años”, dijo el editor. Y concluyó: “Considero esto como mi mayor logro como editor de The New York Times”.
Pero el camino recorrido no ha sido fácil, recordó Sulzberger. Ha incluido “dolorosas rondas de despidos y bajas” y la venta de muchas propiedades “para centrar nuestras energías y recursos en el Times”. A ello hay que sumar numerosas reorganizaciones del negocio.
En la base de todo ha estado siempre el buen periodismo. “Hemos descubierto una vez y otra –dijo Sulzberger- que el buen periodismo y el buen negocio no son excluyentes, sino que se refuerzan mutuamente. Ese ha sido nuestro credo durante 165 años”.
Arthur Sulzberger finalizó su intervención mostrando su convencimiento de que la apuesta por el periodismo de calidad seguirá siendo la base del NYT durante las próximas décadas. “Pase lo que pase, les prometo que nuestro núcleo de valores, los valores compartidos por muchos grandes medios representados aquí, permanecerá inmutable”.
Más información:
- The New York Times Is Awarded German Prize for ‘International Understanding’ – NYTimes.com
- “Quality Journalism Will Survive” (PDF) – Discurso completo de Arthur Suzberger, Jr.
Todos estos temas están ampliamente desarrollados en mi libro «La reinvención de The New York Times«.
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